15 diciembre 2016

Ya estoy de vuelta, moderadamente satisfecho.


   Hola, queridos pinéfilos, buenas noches :

   Estoy aterrizando, prácticamente, de vuelta de la boda de mi hija Carolina, de la que he sido padrino y que, a Dios gracias, se ha celebrado con toda normalidad en Lovaina, la preciosa ciudad universitaria del Flandes belga. Han sido unos cuantos días de ajetreo, nerviosismo y expectación hasta que hemos completado el viaje de vuelta, no sin cierta incertidumbre por las condiciones meteorológicas del aeropuerto de Madrid.
   ¿ Por qué hago mención a un asunto tan personal ? Pues porque ha habido pin, evidentemente. Es éste :


   Podéis apreciar que es un pin espléndido, en relieve ligero, grandecito y con dos clips para que no se mueva. Lleva las iniciales de mi hija Carolina y su flamante esposo Roland, un chico francés procedente de Saboya, con el que ha unido su vida en Lovaina, Louvaine en francés, el pasado día 12 del mes en curso. Así, las banderas que se ven son las de Galicia y Saboya, a ambos lados de los anillos que simbolizan la unión matrimonial, quedando a la izquierda la fecha de la celebración y a la derecha el nombre de la ciudad acogedora, aclarando en la parte superior e inferior los nombres de las iniciales.



   Lo hemos presentado en bolsitas transparentes de organza con los colores amarillo para los invitados españoles, rojo para los franceses y chocolate para el entorno belga, muy internacional, quedando las bolsitas plateadas para la mesa nupcial :



   Creo que no podía faltar el pin en la boda de mi hija. Hubiera sido como si faltase mi seña de identidad.
   Todo ha salido muy bien, como el pin, y espero que la felicidad acompañe la vida de mis hijos.
   Saludos cordiales, salutacions cordials, saúdos cordiais, bihotzeko agurrak.

   Tucho, Casa del Pin, La Coruña.

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